REAL ZARAGOZA – RAYO VALLECANO (JORNADA 40, 28-V-2017)
CONDENADOS A SUFRIR
Una victoria. Tres puntos. Eso era lo único que necesitaba el Real
Zaragoza para dejar atrás y olvidar una pésima temporada. Otra más (y van…).
Para sellar la permanencia bastaba con obtener la victoria frente al Rayo
Vallecano. El conjunto madrileño, prácticamente salvado, no había cumplido las
expectativas que se tenían de él en un principio, y pese a ser un equipo recién
descendido pasó una complicada temporada. Láinez apostó por el once que más
confianza le ha transmitido desde su llegada: Ratón bajo los palos; Isaac,
Marcelo Silva, José Enrique, Cabrera; Zapater, Edu Bedia; Ros, Pombo, Lanzarote;
y Ángel.
Pero este partido, a diferencia de otros, no se disputó sobre el
césped. Se disputó en una sauna, con un calor que hacía prácticamente
impracticable jugar al fútbol y hacía muy difícil asistir a la grada a verlo
(Tebas, majo, antes de poner estos horarios vente por La Romareda con el sol
dando de pleno y se te quitarán las ganas de tocar las narices). Una vez se
inició el partido y los jugadores entraron en harina, volvió la tónica habitual
de todos los partidos de esta temporada: el conjunto blanquillo se entregó al
rival y esperaba su oportunidad para sorprender al contragolpe. El conjunto
vallecano sabía de las fragilidades defensivas del conjunto aragonés y comenzó
a buscar sus debilidades. La banda ocupada por Isaac se convirtió en un
auténtico coladero por donde los rivales aprovechaban para llegar al área y
crear peligro. Pombo, fallón en su labor creativa, aunque valiente a la hora de
tomar decisiones, trató de sorprender al arquero rival con una vaselina desde
lejos que acabó yéndose fuera. Ebert y Manucho, referencias ofensivas del Rayo,
comenzaron a merodear con peligro la meta de Ratón, pero el desatino de los
visitantes y el acierto del guardameta (seguro bajo palos, aunque con
demasiadas dudas a la hora de salir de estos) impedían que se moviera el
marcador. Pero mediado el primer acto, los aragoneses lograron adelantarse en
el marcador. Fue gracias a Pombo, quien recogió un rechace desde la segunda
línea y envió el balón al fondo de las mallas.
De nuevo, como en anteriores partidos, los pupilos de Láinez lograban
adelantarse en el luminoso. Tocaba saber administrar la renta. Y, ¡oh, que
sorpresa!, el equipo no supo manejar el encuentro y no logró los tres puntos.
De nuevo la banda de Isaac se convertía en una autovía para los visitantes. El
palo fue el encargado de evitar el gol del empate y permitió al conjunto maño
irse a las duchas por delante en el marcador. Tocaba hidratarse para coger
fuerzas de cara al segundo acto y escuchar la arenga de Láinez para no repetir
errores pasados y conseguir la victoria.
Láinez, como todo aquel que presenció el encuentro, se dio cuenta de
que jugar con Isaac suponía jugar con uno menos y relevó al lateral por
Feltscher. Suponemos que los jugadores se hidratarían y cogerían fuerzas, pero
a la charla de Láinez no le debieron prestar mucha atención. El Rayo se hizo dueño
y señor del esférico y comenzó a encerrar al rival. Si bien no atacaban tanto
como al sustituido Isaac, la presencia del venezolano en el carril diestro no
impedía que los rivales llegarán hasta el área sin demasiados problemas.
Lanzarote, con la cabeza en otro sitio muy lejos de Zaragoza y con el físico
por los suelos, fue sustituido por Xumetra (otro que tal...). Bedia, nulo en el
mediocampo, estuvo a punto de sorprender con una chilena que finalmente acabó
con el balón repelido por el travesaño (a ver si va a resultar que Bedia es
malo en la medular porque su sitio está en la zona ofensiva…). El Rayo, viendo
lo esperpéntico (rozando la vergüenza) que es el conjunto local en tareas
defensivas y el nulo peligro que creaban arriba, no dudó ni un segundo en
aumentar la presión. Y, por demerito del conjunto local y por insistencia de
los visitantes, el gol vallecano iba a acabar cayendo por su propio peso. Y no
cayó en el tiempo reglamentario, sino en el añadido. Y no cayó por un jugadón
de los visitantes sino por un error defensivo de la zaga local. En esta ocasión
fue Feltscher quien, en dos ocasiones, despejó penosamente el esférico
permitiendo a Embarba anotar el gol del empate.
Se podría copiar la crónica de otro partido anterior y daría lo mismo.
Siempre igual. El equipo, por malo, por fatiga, por A o por B, se encierra
atrás, se encomienda a todos los santos y mártires zaragocistas, y trata de
aguantar el gol de ventaja de manera heroica. No aprenden de los errores y acaban
cediendo la ventaja. Se logra un punto más que tal vez sirva para mantenerse en
la categoría (5 puntos más golaveraje sobre el descenso a falta de 2 jornadas
por disputarse), pero que no evita meternos en problemas y sufrir hasta el
final. Si no supone la desaparición del club el descenso a Segunda B, sí que
supondría el descenso automático del Deportivo Aragón. Enhorabuena al filial
por hacer los deberes y lograr el ascenso a la categoría de bronce.
Próxima jornada ante un Girona que querrá certificar su ascenso en su
estadio. A ver si conseguimos la permanencia y el último partido del curso, en
La Romareda, podemos mostrar nuestro enfado con el equipo y señalar a los
responsables. Me temo, que no caerá esa breva…
Ficha técnica
Real Zaragoza: Ratón;
Isaac (Feltscher, min. 46), Marcelo Silva, José Enrique, Cabrera; Zapater; Edu
Bedia (Edu García, min. 79), Javi Ros; Lanzarote (Xumetra, min. 57), Pombo; y
Ángel.
Rayo Vallecano: Gazzaniga;
Galán (Cristaldo, min. 83), Dorado, Amaya, Alex Moreno; Baena, Fran Beltrán;
Embarba, Jordi Gómez, Ebert (Lass, min. 46); y Manucho (Javi Guerra, min. 61).
Goles: 1-0, min.
21: Pombo; 1-1, min. 92: Embarba.
Árbitro: González
Fuertes, del Comité Asturiano.